Envejecer con esperanza

cuidado-ancianos-felices-00-maid-in-barcelona

Texto extraído de la web es.aleteia.org. y redactado por Juan José Omella Omella

Es conocida por todos la historia del violinista Paganini. Una tarde daba un concierto. La sala estaba llena de espectadores. Él tocaba el violín con todo el entusiasmo que le caracterizaba. De pronto, se rompe una de las cuerdas del violín. Imperturbable, continúa tocando. Se rompe una segunda cuerda, después una tercera. Finalmente acaba la interpretación con una sola cuerda. La sala explota en un sonoro y largo aplauso.

¿No podríamos comparar esta historia de Paganini con la vida de las personas?

A todos nos toca interpretar la melodía de nuestra propia vida familiar, profesional, y para ello tenemos unos dones, unas cualidades. Sin embargo, el tiempo va pasando y también se nos rompen las cuerdas: piernas cansadas, incapaces de aguantar caminatas y estar mucho tiempo de pie; la memoria empieza a fallar y ya no encontramos las cosas ni recordamos los nombres de las personas más cercanas; la fatiga llega más pronto que antes y hay que descansar más a menudo e ir a dormir más pronto; incapacidad para aguantar ciertos ritmos de vida, etc. ¿Cómo reaccionamos ante estas roturas de cuerdas en el concierto de nuestra vida?

Algunos reaccionan con tristeza y malhumor; otros se aíslan porque piensan que ya no sirven para nada; otros viven con paz y sin perder el humor ante esa contrariedad de ver que fallan las cuerdas de la vida. Sí, lo ideal, lo hermoso, es seguir adelante con la última cuerda, la cuerda del ánimo, de la paciencia, de la paz y, finalmente, del silencio. Ojalá podamos tener la tenacidad de Paganini y seguir hasta el final con paz y buen humor.

¿Que cuentan menos contigo? Ya contaron contigo cuando eras más joven.

¿Que no te piden consejo? Ya aconsejaste bastante cuando eras joven y tenías a tu cargo unos hijos que cuidar, unos alumnos a los que educar, una comunidad a la que guiar.

Entonces, ¿ya no hay nada que hacer? ¿No queda más que arrinconarse y pudrirse? De ninguna manera, sigue animando, sonriendo, sigue estando ahí para cuando te necesiten y, sobre todo, sigue rezando para que el mundo avance por caminos de paz, de respeto a las personas, de justicia y de solidaridad.

(Fuente: Texto extraído de la web es.aleteia.org. y redactado por Juan José Omella Omella)

 

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial