Comienza el verano y es quizás un buen momento para analizar este periodo en que, entre otras alteraciones de la vida ordinaria, los ancianos pueden ver agudizada su soledad.
El dejar solos a los ancianos, supondría un fuerte deterioro para éstos, teniendo en cuenta que estas personas, por su edad, son especialmente sensibles a la afectividad de sus seres más queridos.
Ciertamente, y esto ocurre en todo el mundo, la asistencia a la gente mayor se ha convertido en uno de los principales retos de una sociedad que envejece.
Nuestros abuelos, a veces, no podrán ser atendidos siempre directamente por sus hijos, nietos o incluso bisnietos de la familia. Pero tenemos que hacer lo posible y lo imposible que suceda en escasísimas ocasiones.
Esto puede suponer sacrificar días o lugares de vacaciones, que nos gustaría pasar en lugares donde ellos no pueden estar. Organizar turnos entre hijos y nietos para cubrir el verano.