La cordialidad es una de las actitudes más agradables, que  facilitan enormemente nuestro trato con los demás,

En nuestra sociedad se podría lograr mucho si fuésemos más cordiales en las diversas circunstancias de la vida, por ejemplo, cuando en la calle cedemos el paso o cuando vamos conduciendo o andando y respetamos las señales de tráfico, Cuando damos los buenos días a la cajera del supermercado o al conductor del autobús, o cuando escuchamos atentamente al otro; en todas estas circunstancias se está siendo cordial. 

Es importante que veamos el aspecto positivo de las personas que tratamos o visitamos al hacer voluntariado, porque, en caso contrario, no se consigue una buena relación.

La cordialidad engendra cordialidad.

¿Cómo se actúa cordialmente? reaccionando siempre ante las personas con una sonrisa abierta. Cuando alguien se siente tratado con alegría se siente mucho mejor.

¿Cómo lo dices? En la cordialidad intervienen también las palabras que se  dicen y el tono o la calidez que se ponen. Son interesantes los adjetivos que las acompañan: entre decir «niña» o «mi niña» (cuando pega) hay un mundo de diferencia, un sencillo «mi» ha llenado de calor la palabra.

Por otro lado muchas veces el tono empleado es el que pone o quita la cordialidad a las conversaciones; es muy bueno hablar con una tonalidad amable, positiva y optimista.

 Otro elemento importante es la sinceridad, porque en realidad frases amables las dice cualquiera. Pero el que escucha detecta en seguida, la diferencia entre lo sincero y lo postizo, aunque a veces haya que “hacer de tripas corazón”, porque, por ejemplo, estamos visitando a un enfermo terminal.

Saber buscar el aspecto positivo de todas las situaciones y de cada una de las personas es muy grato. En cambio, si sólo se resalta lo negativo, se puede crear un clima agobiante.

Podrían decirse más cosas, pero posiblemente con estas, ya tenemos trabajo para mejorar nuestro trato con los demás.

Ideas tomadas con agradecimiento de Carlos Paredes