Las personas mayores, a base de tener pocas reuniones a las que asistir y, con frecuencia, pocos amigos, descuidamos nuestro arreglo personal con respecto a la ropa; nos vamos encerrando en nosotros mismos, y también, si podemos, exageramos nuestros achaques para llamar la atención de los demás.
Ahora bien esas actitudes van contra nuestra propia dignidad. Pertenecer a la etapa de la “tercera edad” es algo que nos honra y por lo tanto, aconsejaría que:
CUIDÁRAMOS NUESTRA PRESENTACIÓN TODOS LOS DÍAS. Vestir bien, mostrarnos arreglados como si fuéramos a recibir una visita. La presencia ayuda a que las personas se acerquen a nosotros.
-NO ENCERRARNOS EN NUESTRA CASA NI EN NUESTRA HABITACIÓN. Nada de jugar al enclaustrado o a la encarcelada voluntaria. Esta actitud va deteriorando nuestra salud psíquica. Hay que “obligarse” a uno mismo, si es necesario, a salir a la calle.
–HAGAMOS EL EJERCICIO FÍSICO que nos permita el médico; Un rato de gimnasio, una caminata tan potente como cada uno pueda, dentro o fuera de casa. ¡Contra inercia diligencia! Sería estupendo esforzarnos en no andar nunca mirando al suelo ni a pequeños pasos.
– QUE CULTIVEMOS EL OPTIMISMO SOBRE TODAS LAS COSAS. Al mal tiempo, buena cara. Se positivo/a en los juicios, de buen humor en las palabras, risueño/a de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es una cuestión de años sino de actitud.
¡Espero que te sirvan estas sugerencias! A mi me las dieron y me han venido muy bien.