En primer y principal lugar, tener un problema psicológico no es sinónimo de “estar loco”. Somos seres psicosomáticos, con problemas en la psique o en el cuerpo más o menos duraderos, según nuestra constitución.
No somos seres tan fuertes como creemos y cuando nos enfrentamos a problemas que nos superan nuestra psique puede sufrir alguna alteración.
Ahora bien, no todas las personas que se encuentran en situaciones difíciles reaccionan de la misma manera, ni todos desarrollan trastornos psicológicos.
Que una persona sufra o no un trastorno psicológicos depende de la fortaleza de su mente, de su historia personal y de su propia fuerza de voluntad .
Cuando hablamos de su historia personal, nos referimos a que se haya enfrentado a situaciones complicadas y haya aprendido a superarlas con éxito. No nacemos sabiendo, aprendemos de nosotros mismos, de cómo hayamos reaccionado en ocasiones anteriores, y del ambiente que nos rodea,
Por eso es importante que no se sustituya a los niños y a los adolescentes en los momentos difíciles (aunque los sigamos de cerca), para que desarrollen hábitos eficaces de conducta. Si no, su futuro es el fracaso ante las dificultades que toda vida conlleva.
Además unos hemos sido valientes, y otros nos hemos dejado llevar por las circunstancias. Y esto nos marca. Aunque todo tiene remedio.
¿Cómo solucionar un problema psicológico?
Hay muchos medios. Entre ellos,
1. Intentar alejarnos por unos días de las personas o situaciones que nos preocupan.
2. Realizar actividades antiestresantes: cada uno según su modo de ser: cambiar unos día de ciudad, comer y dormir cuanto veamos necesario.
3, Dedicar a ser posible un ratito todos los días a alguna actividad con la que disfrutemos.
Y, por supuesto, reconocer el problema. Ver si lo podemos resolver solos o buscar la ayuda de algún amigo experto ante la situación que tenemos que tenemos delante.
¡parece escrito para mi! Tomo notas de varias ideas que me pueden ayudar.
A todo esto añadiría yo, que el hombre es un ser psicosomático. Lo que le pasa en el cuerpo le repercute en el alma y viceversa.