La paciencia proviene de las palabras paz y ciencia y es: La capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. El dominio de uno mismo. La tranquilidad de esperar en situaciones difíciles, etc.
La paciencia es imprescindible para quien tiene que atender a un niño, a un enfermo, a una persona mayor, o hacer frente a momentos duros de la vida.
La impaciencia significa, ausencia de la paz y de la ciencia y aunque en algunos casos, pudiera ser legítima, en la mayoría de las ocasiones, deriva de o de la falta de autodominio o de comprensión de los problemas de otra persona.
Por tanto, si se quiere hacer la vida amable a los demás, especialmente a los más débiles en cualquier sentido hay que analizar si se posee esta cualidad.
Tener paciencia es una virtud de sabios y una cualidad de hombres con mucho valor humano. Pero para poder ejercitarla, debemos aprender a dejarnos en segundo lugar a nosotros mismos, ya que todo está encaminado a potenciar el “aquí y ahora”, yo primero”, “date prisa” y “vida comoda”, sin tener en cuenta el auténtico valor de las personas y de las cosas.
Las personas fuertes mentalmente y bien formadas en la virtud de la paciencia, suelen ser más pacientes que las débiles, pues saben tolerar los males ajenos, con ánimo más tranquilo.
Todos los días y a todas las horas, se pone a prueba nuestra paciencia y autodisciplina. Salir triunfante de esas pruebas, es un verdadero heroísmo, que los más agradecen siempre.
Principales características de la paciencia:
La paciencia nace espontáneamente en los padres y en las madres, cuando empiezan a educar a sus hijos.
Da equilibrio y vigor a la personalidad, nos hace más tolerantes, comprensivos y fuertes para soportar los contratiempos y superarlos.
La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento y no reaccionar o un simple aguantarse, es tener la fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone en el camino de toda persona.
La paciencia permite desarrollar la sensibilidad para identificar el origen y las soluciones a los problemas, a las contrariedades, a las alegrías, a los triunfos y fracasos de cada día, así como poder afrontar la vida de una manera optimista, tranquila, armónica y feliz.
Por esto, quien da con un padre, una madre, un jefe, un médico, una enfermera, un voluntario paciente ha encontrado un tesoro.
Ideas tomadas con agradecimiento de la escuela de padres Mi cumbre.