La ancianidad es una vocación. No es el momento todavía de “tirar los remos en la barca”. Este periodo de la vida es diverso de los precedentes, no hay dudas: debemos también “inventárnoslo” un poco porque hasta hace poco no existía. Pero tenemos muchas cosas que hacer.
El avance de la medicina y la mejora en la alimentación nos ha dado muchas más esperanzas de vida.
Puede parecernos que no tenemos mucho que hacer, que somos un estorbo para los jóvenes y que les sobramos pero ¡No es verdad!
El corazón de los abuelos, libre de resentimientos pasados y de egoísmos presentes, tiene un atractivo especial para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos el sentido de su vida.
También existen muchas parejas, de matrimonios, que escriben en facebok o nos invitan a una fiesta porque, explican,: “Hoy cumplimos 50 años de matrimonio”, “hoy cumplimos 60 años de matrimonio”…: ¡Invitad a los matrimonios jóvenes que se cansan rápido de vivir juntos! Uno de los grandes papeles de los abuelos es el testimonio de su fidelidad.
También podemos recordar a los jóvenes que solo aspiran al éxito profesional a toda costa , que una vida sin amor es árida. Que sabéis por experiencia que la familia numerosa es un tesoro.
Podemos decirles a los jóvenes temerosos que la angustia del futuro se puede vencer. Podemos enseñar a los jóvenes demasiado enamorados de sí mismos, que hay más alegría en dar que en recibir ¡Qué gran papel!
Y también les hace mucho bien tener que salir de si mismos, para acompañar al abuelo o a la abuela, para acompañarnos al médico, para hacernos un rato de compañía. A nosotros nos puede parecer una humillación, pero para los jóvenes es un tesoro: les ayudamos a crecer en generosidad.
¡Alegrémonos de nuestro papel en la sociedad!