Arrugas de toda una vida
En sus miradas hay inmersas miles de batallas, algunas de fuertes oleajes, otras de vientos en calma.
Sus pupilas, son los tesoros de toda una vida, que aguardan los secretos de sus caminos, de sus andanzas y sus destinos.
Y sus pestañas, tan sólidas, pero a la vez tan sensibles, cuentan que en ocasiones, han soportado el peso de cascadas de lágrimas y la viveza de los rayos del sol.
Lo cierto es, que cuando te miran, te dejan paso a su sentir, como si un puente invisible nos conectara hacia ellos; a veces, con corazas y murallas, que se derrumban con las armas del cariño y la ternura; a veces, con las puertas de par en par abiertas, para que con un beso o un abrazo les des la bienvenida.
Sus bocas, acalladas por los años, no tienen premura por hablar y cuando lo hacen, la sabiduría reviste sus palabras. Aunque tan solo tomemos de paso, sus consejos.