Las personas discapacitadas tienen la misma dignidad, o más, que las que no sufren esta situación. A ellas sus padres y las sociedad les rinden todo el respeto y consideración. Pasado el primer disgusto de conocer que nuestro hijo tiene alguna discapacidad, traen mucho amor y alegría a la familia.
ASA en su desinteresado apoyo a las personas discapacitadas y a sus allegados, ofrece por solidaridad y con todo cariño, el «Plan de Respiro familiar« al que se pueden acoger todas las personas que lo precisen.