Por el alcance universal del testimonio, que tanto dice de la dignidad de las personas minuválidas, independientemente de cualquier credo religioso o ideología, traemos aquí un artículo que nos puede ayudar a todos
El pasado 5 de noviembre se celebró el Día del Cuidador con la intención de «reconocer la labor de quienes dedican su tiempo, ya sean familiares, profesionales o voluntarios, a ayudar a personas en situación de dependencia». Con este motivo el diario El Español publicó un artículo en el que se toma el testimonio de nuestra voluntaria Carmen y del Presidente de ASA, Fernando López. Nosotros recogemos en este post una selección del artículo; la que se refiere directamente a la misión y labor de ASA y en especial a sus voluntarios y usuarios:
A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.
Sin embargo,aparte del trabajo, tengo poca alegría. Finalmente, mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.
En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.
En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina.
Sólo ahora entiendo que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.
Me llamo Carlos-Enrique, Enrique para los conocidos y Quique para los amigos.
Como saben los que me conocen, siempre me ha importado mucho el ayudar a los demás, por lo que he colaborado bastante con otras ONG sin ánimo de lucro.
Tengo un trabajo que me coge muchas horas, además de las que dedico a atender a la familia, pero he comprobado que el tiempo se estira como el chicle cuando uno se esfuerza.